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El flujo de mercancías entre México y Estados Unidos produce inflación debido que en ambos sentidos se presenta una alineación de precios
Sabemos que la economía no es una ciencia exacta, en la medida en que el curso de los procesos sociales siempre es demasiado complejo para encuadrarlo en modelos matemático-estadísticos por más sofisticados que sean, y sabemos también, por la evidencia acumulada en miles de años de historia, que las leyes económicas no son sofismas, ni frutos trasnochados del pensamiento mágico, sino conceptos que describen patrones procesales de interacción entre el comportamiento de ciertas variables económicas y conductuales de las sociedades humanas, que siempre terminan por cumplirse, a menos que ocurran cambios cuantitativos y cualitativos relevantes en las condiciones materiales, tecnológicas y sociopolíticas que puedan posponer temporalmente su cumplimiento.
Las económicas son leyes universales que siempre se cumplen, hasta en aquellas situaciones en las que parece que no es así, eso puede significar que en realidad se están cumpliendo gradualmente o que su comportamiento está condicionado por cambios en el peso específico de algunas variables que modifican sus patrones normales de respuesta, de modo que al final las leyes se cumplen, aunque de un modo diferente, en función de la intensidad e influencia de esas variables.
Esto es precisamente lo que sucede en la actual coyuntura internacional generada por los efectos de la pandemia del Covid-19 sobre la dinámica social y las actividades económicas y, especialmente, sobre el funcionamiento de sus cadenas de valor, así como de su sincronía con los procesos logísticos a escala global, regional y nacional.
Esos cambios sustantivos sobre la dinámica social y económica son los que explican que en esta coyuntura la oferta de bienes y servicios se encuentre desfasada de las condiciones de la demanda, y que ese desfase provoque fuertes presiones en los procesos de formación de precios y se convierta en inflación.
Esta secuencia de interrelaciones en las variables en juego de ningún modo pone en entredicho la validez de leyes universales como la de "la oferta y la demanda”, o las que rigen “los ciclos de los productos”, los “rendimientos decrecientes” o “las economías de escala”: en realidad, en materia de economía lo único que ha cambiado no son las reglas del juego sino las condiciones de la cancha, así como algunas actitudes de los jugadores y de los árbitros que supervisan el juego.
Mercados interconectados
Un hecho muy pocas veces observado en la historia económica de América del Norte, es la evidente convergencia en el comportamiento de los indicadores de inflación y especialmente en los de México y Estados Unidos.
Como podremos apreciar en los gráficos 1, 2 y 3, lo más interesante en esta coyuntura es que el proceso de convergencia se observa no solo a nivel de la inflación general, sino que comprende también a sus principales componentes, como los índices de inflación subyacente, de inflación al productor, la inflación en el sector de servicios y en algunos subíndices, como los de mercancías alimentarias, de automóviles nuevos y del sector de servicios de transporte.
Este comportamiento convergente de los procesos de formación de precios en América del Norte sugiere el cumplimiento de otra ley universal de la economía, la cual enuncia que en aquellos mercados regionales donde se permita un libre flujo de mercancías y servicios, los sistemas de precios tenderán a alinearse con ligeras diferencias atribuibles, en primer término, a los grados de apertura comercial general y, en segundo, a los diferenciales en los costos de transporte.
Cabe destacar también que la convergencia de los indicadores de inflación es mucho más evidente en los casos de México y Estados Unidos y que los únicos grupos de indicadores en los que no se percibe una convergencia relevante con los mercados de nuestros vecinos del norte, es en los de servicios de energía y en los de combustibles (gas y gasolinas). Ahí el crecimiento de los precios en México es muy inferior al incremento de los precios en Estados Unidos y Canadá.
Esta diferencia en el comportamiento de la inflación en los servicios de energía y en los de combustibles, se explica principalmente porque los mercados mexicanos relacionados con la energía se encuentran sujetos a marcos regulatorios mucho más restrictivos y con mayor intervención estatal que los de sus socios norteamericanos, mientras que la menor convergencia de los mercados de Canadá con respecto a los de sus dos socios al sur de sus fronteras, se explica porque a diferencia de la economía mexicana que concentra alrededor del 90% de sus intercambios comerciales con Estados Unidos, la de Canadá es una economía más abierta y diversificada en sus intercambios comerciales con el resto del mundo.
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